En sus poemas, como estamos acostumbrados, Irene Recuerda que enseña un universo tan salvaje como íntimo; su mirada, que no cede al vórtice de la realidad, cuenta sus secretos y temores, sus pasiones y sus pensamientos feroces que continúan cautivándonos. «No puedo escribir como Calderón de la Barca porque cuando voy a casa o cuando salgo a la calle, cuando vivo, no veo lo que él vio. Escribo para pulir el vocabulario y tratar de quejarme de la belleza.»